Apenas habían transcurrido 4 años y medio de la declaración independentista de los Estados Unidos de América, y faltaban 8 años y medio para que la nación francesa aboliera la monarquía y se instaurara la Revolución, bajo el lema de Igualdad, Fraternidad y Libertad, y en pleno proceso de desarrollo de la industrialización inglesa, cuando el 13 de marzo de 1781, el astrónomo germano-británico William Herschel, descubriera lo que sería considerado un nuevo (el séptimo) planeta del sistema solar, desde la antigüedad.
El nuevo astro que giraba alrededor del Sol recibió el nombre del personaje mitológico que gobernaba los cielos: URANOS, quien procreó al más renombrado de los titanes: el viejo Kronos, su castrador parricida y el engullador filicida de sus nietos, que poblarían el Olimpo. Quizás porque se consideraba a Kronos (el Saturno romano) el último planeta, se le otorgó, a finales del siglo XIX, el nombre de su padre Uranos, a esta nueva estrella errante que giraba en los confines del cielo. Fue el primer planeta descubierto a través de un Telescopio, marcando una nueva época en la historia de la astronomía. Es el único de los planetas que conserva el nombre del dios griego, ya que el resto llevan los nombres equivalentes en la mitología romana.
El dios Urano provenía del Caos que precede a toda creación. Se le asocia con la ruptura violenta de un orden, que da paso a un ambiente de inestabilidad e incertidumbre, y que pone las bases de una nueva estructura de conocimiento, de procesamientos y de convivencia. Ese carácter original, exótico, extravagante, revolucionario, impredecible, sorprendente y precursor de nuevos tiempos, lo pone en sintonía con el signo zodiacal de Acuario y con las condiciones sociales de la época en que fue descubierto el planeta que lleva su nombre.
Cuando Herschel comunicó su hallazgo, Urano transitaba por Géminis (24°), formando un ángulo de 90° con el Sol (23° Piscis) y opuesto a la conjunción de Marte-Saturno, en Sagitario. Esa difícil configuración en el cielo de aquella fecha, es la marca de nacimiento de Urano y expresa muy bien sus propias características: mental (Géminis) enfrentado de forma violenta (Marte) con el Poder estructurado (Saturno).
28 DE ABRIL – 15 DE MAYO: CONJUNCIÓN URANO/MERCURIO
En este período se está perifoneando el carácter desestabilizador del planeta URANO, ya que MERCURIO durante dos semanas se mantiene junto a este planeta. Estamos en los días finales de la segunda retrogradación anual de Mercurio. Por ese motivo, este astro tan veloz se queda detenido en el mismo punto por donde transita el lento Urano. Ambos mantienen, de esa forma, una prolongada conjunción de poderosos efectos.
MERCURIO y URANO comparten una misma naturaleza, en el plano de la mente. URANOS era el dios del cielo, que se maneja despojado de las estructuras materiales; debió unirse a Gaia, la diosa de la Tierra, para poder engendrar a sus hijos los Titanes. Mercurio (Hermes griego) era el dios astuto, hábil, adaptable, de mente rápida y de facilidad de palabra; era el Mensajero de los dioses y el Psicopompo, el conductor de las almas del cielo de la tierra a los infiernos, el que ayuda a desencarnar, en la hora de la muerte. Ambos se manejan en un medio extra-terrenal, sutil y aéreo; por tanto, se entienden bien, hablan el mismo idioma. Se dice que Urano es la octava superior de Mercurio.
La conjunción entre ellos potencia sus respectivas energías conectoras y transformadoras.
- El viernes 28, se produce la conjunción exacta entre ellos a 25° de Aries, Urano avanzando y Mercurio retrogradando.
- El miércoles 3 de mayo, (en su propio día), Mercurio culmina su retrogradación y se detiene a 24° de Aries.
- El lunes 8, la Luna, llenándose, se opone a Urano-Mercurio, cuando transita por los 25°-26° de Libra.
- El miércoles 10, se produce simultáneamente la nueva conjunción exacta Mercurio-Urano, ambos avanzando, en los 26° de Aries; y la Luna Llena, cuando Sol y Luna se oponen, a los 20° de Escorpio y Tauro.
- El sábado 13, la Luna forma conjunción con Saturno, a 26° de Sagitario, y los dos forman un ángulo armónico de fuego, de 120°, con el dueto Mercurio-Urano, a 26°-27° de Aries.
- A la medianoche del lunes 15, Mercurio ingresa a Tauro y comienza a desligarse de Urano.
Los mencionados tránsitos planetarios de estas próximas dos semanas le dan un gran protagonismo a URANO, que al aliarse con Mercurio, logra manifestar sus cualidades energéticas con mayor intensidad. El viernes 28 y el miércoles 10, la confluencia de las dos fuerzas astrales son más contundentes, debido a la conjunción entre ellos; la primera fecha con Mercurio en retroceso y la segunda, en su marcha hacia adelante. En esta última oportunidad contará con el clímax emocional, proveedor de una fuerza transformadora escorpiana de la Luna Llena, que se posa sobra la zona media entre Urano y Marte natal de Venezuela, muy próximos a su propio Ascendente.
En síntesis, en los días por venir hay que dilucidar cómo se manifestará la unión de los estos dos astros. O bien, Mercurio es portavoz de las intenciones desestabilizadoras y desconcertantes de URANO; o por el contrario, Urano nos sorprende con una inesperada y original actitud dialogante y conciliadora, propia de MERCURIO.
El protagonismo de la dupla MERCURIO-URANO de estos momentos es aplicable a los tambores de guerra en la península de Corea, las tensiones entre Rusia-Usa, los ataques en Siria, la crisis de Turquía, la corrupción en España, las huelgas y protestas en Brasil, Argentina y México, las elecciones en Francia, el terrorismo global, los desastres naturales, y por supuesto, la delicada situación de Venezuela. Una quincena de lo más entretenida.
Mercurio está sacando debajo de la manga su megáfono para anunciar a los cuatro vientos que Urano puede provocar un clima de desconcierto con acciones imprevistas que intentan sacudir y romper el orden establecido. Hay que escuchar estas alertas que nos lanza, para evitar que las Furias (*) se desaten, generando en un ambiente de caos total.
(*) – LAS FURIAS (o Erinias griegas) eran hijas de URANO, que germinaron en la Tierra (Gaia), de la sangre caída cuando su hijo Kronos (Saturno) le cortó los testículos con una hoz. Ellas eran tres seres mitológicos femeninos encargadas de castigar la mala conducta, a través de odio, persecución y venganza. Son el símbolo de la ira incontrolable y la fuerza irracional.